En lo profundo de las montañas del pueblo de Kamiyama, en el distrito de Myozai, Tokushima, se encuentra el templo Higanchi. Su existencia emite una atmósfera tranquila como si el tiempo se hubiera detenido. Al atravesar el camino forestal y después de un recorrido difícil, este templo se revela, proyectando un encanto digno de ser llamado "joya escondida".
La belleza del templo Higanchi se puede disfrutar durante todo el año, pero la temporada de hojas otoñales es imperdible. Los vibrantes rojos de los arces de hojas grandes que adornan los terrenos son simplemente impresionantes. El paisaje del templo, en armonía con la naturaleza, cura el alma de los visitantes y les brinda una profunda emoción.
El acceso al templo Higanchi puede describirse como una pequeña aventura. Se avanza por el camino forestal de Noma Dengaiguchi, y aunque la carretera está asfaltada, el camino se estrecha a medida que se avanza, dificultando el cruce con vehículos que vienen en sentido contrario. Además, hay que caminar aproximadamente un kilómetro por un sendero de montaña empinado desde la cascada Amago.
Sin embargo, esta "dificultad" es una razón más para el encanto del templo Higanchi. La belleza del paisaje a lo largo del camino y la sensación de logro al llegar a destino seguramente harán que la visita sea inolvidable.
Rodeado de un bosque silencioso, el templo Higanchi es reconocido por muchos visitantes como un lugar espiritual. El cuidado paisaje del recinto ofrece paz mental y un tiempo sereno apartado del ajetreo diario.
El templo Higanchi no es solo un destino turístico. Es un espacio místico creado por la naturaleza, la historia y la fe. Vale la pena visitar esta joya escondida. Sin embargo, comprender verdaderamente su valor puede requerir un poco de determinación para superar algunas dificultades. Pero la experiencia obtenida a través de este desafío seguramente será invaluable.