hito histórico • 3-1 Kōkyogaien, Chiyoda City, Tokyo 100-0002, Japón
El Sitio del Portón de Wadakura es una estructura histórica ubicada en los jardines exteriores del Palacio Imperial en Chiyoda, Tokio. Fue construido en 1620 por Date Masamune, señor feudal de Sendai, y reconstruido en 1628 por Kato Tadahiro, señor feudal de Kumamoto. Actualmente, solo la muralla del portón masugata permanece, pero su imponente aspecto rememora la grandeza del Castillo de Edo en su época.
Cerca del sitio se encuentra el Puente de Wadakura. El puente actual es la tercera construcción, realizada en 1953, pero recrea fielmente el diseño del puente de madera de la era Edo. Los ornamentos giboshi del pasamanos son originales, lo que aporta un sentido histórico. Este puente, junto con el Puente de Hirakawa ubicado frente al Portal Hirakawa del Jardín Este del Palacio Imperial, es conocido como uno de los dos puentes únicos que restauran la forma de los puentes de madera del Castillo de Edo.
Los alrededores del Sitio del Portón de Wadakura, aunque situados en el centro de la concurrida Tokio, ofrecen un espacio donde el tiempo fluye tranquilamente. Especialmente en días de brisa suave, se puede disfrutar de un ambiente nostálgico. En el foso interior (Foso Wadakura) hay aves como cisnes y garzas que vienen a reposar, proporcionando un refugio de serenidad para olvidar el bullicio de la ciudad.
El nombre "Wadakura" tiene una interesante historia detrás. Se dice que comenzó a usarse alrededor del año 1607, derivando del nombre del mar "Wata". Antiguamente, una bahía de Hibiya llegaba a esta área, y había almacenes que enfrentaban la bahía, lo que dio origen al nombre "Wadakura".
Además, en el periodo Edo, cerca de este lugar había un canal llamado "Dōsanbori" para el transporte de mercancías. Este nombre proviene de la residencia cercana de Manase Dōsan, conocido como el renovador de la medicina japonesa.
El Sitio del Portón de Wadakura es un lugar especial donde la historia de Edo y el Tokio moderno se cruzan. El paisaje que combina murallas, puentes y naturaleza deja una profunda impresión a los visitantes. Es un lugar recomendado no solo para los amantes de la historia, sino también para aquellos que desean escapar, aunque sea momentáneamente, del bullicio urbano. ¿Por qué no disfrutar de un paseo reflexivo y contemplar la esencia de Edo que se ha transmitido a lo largo de 400 años?