Al entrar en el local, te envuelve un aire de la era Showa como si el tiempo se hubiera detenido. La decoración y los muebles retro, junto con la figura del maestro detrás del mostrador, reflejan de manera vívida el encanto de las antiguas y buenas cafeterías. Aquí podrás sumergirte en un ambiente relajado con un toque nostálgico.
Los platos preparados por el maestro propietario, son auténticos y resaltan al máximo el sabor de los ingredientes. Desde el hotdog del desayuno hasta los sándwiches, todos están repletos de ingredientes y de gran volumen. El sabor cálido y casero es precisamente la esencia de una buena cafetería.
En el interior que evoca la larga historia, se ven a menudo a los habituales locales. El ambiente rodeado de personas que buscan el sabor de la tradición arraigada en la comunidad, es precisamente el encanto único de esta cafetería en la zona. Aquí podrás disfrutar de sabores que perduran a través del tiempo.
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