Este café, situado en un pequeño pueblo de Nara con vistas al campo, está envuelto en una atmósfera tranquila como si el tiempo se hubiera detenido. Al entrar en el local, te sentirás aliviado y experimentarás una comodidad única.
Aquí puedes disfrutar de platos caseros elaborados con esmero y con un precio razonable. Pero lo más impresionante es la cálida hospitalidad de la dueña y el personal. Su actitud de tratar a cada cliente con esmero se transmite aleatoriamente.
No es común encontrar cafés que permitan la entrada de perros. Sin embargo, parece que aquí puedes disfrutar de una comida en compañía de tu mascota en el interior del local. La altura de comprensión hacia las mascotas se ve reflejada en la bienvenida dispensada con gusto siempre que se cumplan las normas de etiqueta.
Cuando visites la ciudad de Nara, ¿por qué no haces una pausa en este café? En este tranquilo espacio rodeado de paisajes rurales, sin duda sentirás la amabilidad en tu cuerpo y en tu corazón.
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