La posada Matsubara-ya, ubicada en un tranquilo vecindario residencial de la ciudad de Imizu en la prefectura de Toyama, es una posada con una historia de más de 100 años. La posada con encanto de su arquitectura de madera y su cálida gestión familiar da la bienvenida a los viajeros. Alejándose del bullicio de la ciudad, es aquí donde uno puede disfrutar de un lujoso momento de relajación en el tiempo ancestral transmitido en este lugar.
La posada Matsubara-ya, administrada por el matrimonio propietario de la posada y toda su familia, acoge a los viajeros como si fueran parte de la familia. Los platos sencillos, pero con un profundo sabor y la afectuosa hospitalidad acogen a los viajeros como si fueran parte de la familia. El tiempo alrededor de la tradicional chimenea te envuelve en un tranquilo y nostálgico confort, como si hubieras regresado a la casa de tu abuela.
La posada destaca por su cocina casera, con un encanto sencillo que rescata el sabor local de los ingredientes frescos de la región. Las delicias de la montaña y el mar de temporada se preparan de forma sencilla, pero encierran la esencia de la región. Además, se pueden disfrutar sabores transmitidos de generación en generación, como los encurtidos caseros y los ahumados. Aunque se centra en la cocina japonesa, con platos ricos y generosos, los viajeros seguramente quedarán satisfechos.
Las instalaciones de la posada son sencillas, pero brindan un ambiente reconfortante. Se encuentra equipada con amplios baños termales familiares y comunales, donde se puede disfrutar de un relajante baño de aguas termales. Las habitaciones de estilo japonés ofrecen un ambiente tranquilo, ideal para pasar una noche tranquila. Además, cuenta con un amplio estacionamiento y es fácil de visitar en coche. A diferencia de las regulaciones estrictas de las posadas modernas, la razón de su popularidad es su ambiente hogareño y su gran libertad.
A menudo se considera anticuado el estilo de posada de antaño, pero en cambio, aquí se respira la esencia humana de vivir en el presente. Tal vez, al hospedarse en este lugar, se pueda recuperar lo que se perdió en el ajetreo diario de la vida moderna: el lazo entre las personas y el enriquecimiento del espíritu.