'Duran', renovado a partir de una antigua casa en el barrio, es un restaurante muy popular que ofrece cocina casera de madre e hija y cálida hospitalidad. Al entrar en el local, uno se encuentra envuelto en un ambiente retro y cálido, sintiendo una paz similar a la de volver a casa.
Los platos preparados por la dueña, como los aperitivos, son todos excelentes obras maestras elaboradas con ingredientes cuidadosamente seleccionados de temporada. Aunque se valora mucho el sabor de los ingredientes, el sazón refinado con habilidad artesana es exquisito. Cualquiera de los variados platos japoneses auténticos ofrece una sensación de estar disfrutando de una buena comida.
En las amplias zonas de tatami, uno puede sentir cómo los hombros se relajan naturalmente al sentarse. Si se sienta en la barra, el olor fragante que emana de la cocina estimula el apetito. La encantadora mezcla de animación típica de un restaurante y un espacio para descansar hace que uno sienta deseos de quedarse un rato más.
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