Este es un esquema de un artículo que transmite plenamente el encanto histórico del antiguo templo Shomyoji.
Cuando caminas por el sendero que conduce al salón principal, se vislumbra un tronco gigante que no se ve todos los días. La imponente figura del ginkgo de 400 años de edad, que desafía la dimensión del tiempo, verdaderamente merece ser llamada un tesoro atemporal.
Desde su fundación en el año 1582, esta tierra ha sido protegida y transmitida. El tronco antiguo que refleja el mundo también es testigo de innumerables hechos históricos. La nobleza silenciosa del ginkgo, que teje generación tras generación un nuevo brote a través del polen, impone respeto a las personas.
La gracia del ginkgo también alcanza a los ciudadanos del templo. Los preciosos frutos son indispensables en la cuidadosa cocina devocional que sostiene a los fieles. Árboles y personas, personas y árboles. Aquí, palpita el linaje de unión entre la naturaleza y la cultura.
Soplando con el viento primaveral que corre por el camino de acceso, se despliega un pergamino de otoño en llamas. El ginkgo de 400 años muestra expresiones diferentes en cada momento, convirtiéndose en una imagen que queda profundamente grabada en el corazón de quienes lo visitan. Aquellos que pisen este lugar seguramente sentirán el peso del tiempo.
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