El café Mokusei, con un estilo de casa antigua, se encuentra escondido en una zona residencial. En su interior, con aparatos electrónicos antiguos como televisores de tubo y artículos retro, se percibe el olor de la era Showa, como si el tiempo se hubiera detenido. Además de mesas, también hay un espacio de tatami poco común, para poder pasar el rato de manera relajada.
Los postres caseros elaborados por la dueña, una mujer modesta, tienen un sabor sencillo y amable que resalta el sabor de los ingredientes. La masa y la crema son suaves, por lo que serán muy apreciados por personas de todas las edades, desde niños hasta ancianos. A pesar del aumento en el precio de los huevos, el popular flan tiene un atractivo precio razonable.
Un ambiente tranquilo donde ni siquiera suena música de fondo. Desde el tatami se puede disfrutar de un tiempo relajado contemplando el paisaje exterior, una experiencia sumamente lujosa. Alejándose del bullicio, se puede pasar un tiempo lujoso leyendo un libro o contemplando el paisaje a través de la ventana, con una mente serena.
Aunque está un poco escondido tras la carretera, no hay ningún edificio que sirva como referencia, pero con la ayuda de la app de mapas se puede llegar sin problemas. Este acogedor café, ideal para visitar en solitario o en pareja, es muy recomendable.
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