En un rincón del centro de la ciudad de Kure se encuentra un monumento de piedra que indica la zona que una vez estuvo restringida. Este "monumento del área fortificada" fue instalado en las montañas cercanas al puerto naval de Kure, que era una instalación importante de la antigua Armada Imperial Japonesa. Bajo un estricto dispositivo de seguridad, el acceso de civiles estaba fuertemente restringido.
Los monumentos de piedra que aún permanecen en la actualidad son vestigios de las antiguas instalaciones militares. Aun hoy, su presencia es un testimonio de las turbulentas aguas del tiempo. Desde los solemnes monumentos de piedra que se alzan en silencio en un rincón tranquilo del centro de la ciudad, parece que se puede sentir la tensión de aquellos tiempos pasados.
Superando un pasado doloroso expuesto a la guerra, esta tierra ha recuperado la tranquilidad de la vida cotidiana. Sin embargo, al reflexionar sobre la historia que los monumentos de piedra cuentan, ¿no podríamos sentir una vez más el valor de la paz? El detenerse a imaginarse aquellos paisajes del pasado puede brindarnos una nueva perspectiva.